Amor,
Hoy mi alma está opacada por la sombra gris de las nostalgias.
El día bruno y frío al igual que mi alma, deja caer sus lágrimas que bañan el suelo terso de mis mejillas.
Y no, no es que me falte nada. No, no es que no me sienta amada.
Es sólo que hoy es uno de esos días en que me embarga la tristeza, en que el corazón oprime mi pecho y apaga mi alma. Hoy es uno de esos días en que espero con ansias ser abrazada y sentir el calor y la ternura de tus brazos rodeándome, espero con ansias ese instante para poder quedarme allí... detenida en el tiempo... abstrayendo mi cuerpo y mi mente de todo lo demás... aferrada a ti como un bebé se aferra y se siente protegido en el vientre de su madre...
Sí amor, hoy sólo añoro tu abrazo, porque a pesar de que todos los días te tengo junto a mí, la arrolladora bola de nieve de la vida nos arrastra en su cotidianidad y empezamos a perder esos pequeños instantes en que entregamos en una caricia todo, en que con una mirada profunda y llena de ternura reflejamos sin palabras el amor que nos embarga.
Estando cerca, fundidos nuestros sentimientos en un mar de efluvios... me sientes... te siento...
El silencio de la habitación se rompe con el eco retumbante de nuestros corazones que al unísono cadenciosamente tañen su melodía de amor.
Quiero que se repita una y otra vez esta melodía para bailar contigo hasta el amanecer...
Quiero que nunca llegue el día y en una eterna noche amarte... amarte... y volverme a perder entre tus brazos. Quiero desterrar por siempre de mí estas nostalgias hundiéndome en tu abrazo, fundiéndome en tu aliento, llenándome de ti.
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